lunes, 11 de octubre de 2010

Pan Diario: Romanos 12:11


...fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.


Es muy importante el tema del letargo que vive la iglesia de Cristo en estos días. Quizás es mas activa que en otras épocas, pero esto no significa que esté despierta. "Pobre como se muestra la Iglesia hoy día en tantas cosas, lo es mas en cuanto a la oración. Tenemos muchas organizaciones, pero pocos penitentes; muchos espectáculos y actores, pero pocos orantes; muchas cantores, pero pocos corazones heridos; grandes pastores y débiles guerreros de Cristo; mucho aparato, pero poca pasión; muchos actuantes, pero pocos intercesores; muchos escritores pero pocos luchadores. Fallando en esto, fallamos en todo" (Por qué no llega el avivamiento, L. Ravenhill, cap. 2).

La oración es madre de dos gemelos: visión y pasión. Estos son requisitos fundamentales para la vida cristiana ferviente y deben estar sustentados en la oración, sin ella, crecerán con cuerpos raquíticos o fallecerán por falta de alimento.

La oración es "profundamente simple y simplemente profunda". No se necesitan grandes o elocuentes palabras para llegar a Dios, recordemos que una mujer, sin ellas, pudo obtener la bendición que le había sido negada. Nuestra oración debe nacer como el manantial, de un corazón profundamente entregado en las manos de Dios; simple, como las palabras de un niño, y lo suficientemente profunda para despojarnos de todo y presentarnos con sinceridad ante nuestro Padre.

Hoy la iglesia se preocupa de agrandar sus templos. Necesitamos volver al sentir de la Iglesia primitiva, que colocaba en la oración el pilar fundamenteal de toda su actividad. "En los días del Nuevo Testamento, la inspiración de Espíritu sacudía al infierno. En cambio, en nuestros días, la oración que vence al mundo, nunca había sido dejada por tantos al cuidado de tan pocos. "(Op.cit)


Bendiciones








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