viernes, 15 de octubre de 2010

Pan diario: Apocalipsis 2:4


Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.


Cuando miramos la primera carta del Señor a las iglesias del Apocalipsis, nos encontramos con la Iglesia de Efeso, en primer lugar. Esta iglesia era una iglesia activa, que había trabajado hasta el cansancio, que se había opuesto a los falsos maestros, que había sufrido. La iglesia de Efeso se desvivía por trabajar en la obra del Señor, a todas luces era una iglesia modelo, que se iba haciendo mas fuerte cada día. En fin, nada se le podía objetar.

Pero ¿por qué el Señor refiere estas palabras a una iglesia tan trabajadora, a la cual él mismo le enumera sus logros y desvelos?Porque ella misma había ocupado el primer lugar. Los hermanos amaban mas el servicio que al Señor, habían colocado a la "iglesia" en el lugar de Dios, habían hecho de la iglesia un ídolo que ocupaba el lugar que le pertenecía al Señor en los corazones. El amor que en un principio tenían por el Señor, se había enfriado y otro había ocupado ese lugar.

Quizás parezca que no hay diferencia entre Dios y la Iglesia, pero la hay. El joven rico que se dirigió a Jesús para que le dijera cómo obtener la vida eterna, era un modelo de conducta. Todos sus actos eran religiosamente correctos y el creía que lo había hecho todo bien; sin embargo, el Señor le dice que venda todo y se lo de a los pobres y lo siga. El amor a Dios va mas allá de la mera religiosidad. El Señor debe ocupar el primer lugar.

Con esto no debemos pensar que es en vano trabajar en la obra de Dios, porque esto también sería un error. Pero no debemos poner a la Iglesia como escusa por delante nuestro, esquivando así nuestras responsabilidades, porque esto hace que los de afuera blasfemen el buen nombre que es invocado sobre nosotros. El apóstol Pablo no dejaba de trabajar por predicar, sino que predicaba mientras trabajaba. La iglesia nunca debe ser utilizada como escusa para rehusar cumplir con nuestra responsabilidad.

Dios debe estar en el trono de nuestro corazón y vivir su palabra ser una constante en nuestra vida. Debemos presentar batalla contra todo aquello que pretenda apagar la llama de amor en nuestra vida y hacernos perder el galardón.

Bendiciones