lunes, 17 de mayo de 2010


Jesús le dijo: "YO SOY, el que habla contigo"
Juan 4:26


Señales y prodigios

la gente demandaba,

señales y prodigios

y su voz no escuchaba

¿Por qué no le oían,

si en necesidad estaban,

Por qué no entendían,

cuando El les hablaba?

Un día, caminando,

cuando el calor asolaba,

llegó Jesús a una aldea,

y en un pozo descansaba.

Buscando agua se acercó

una mujer apurada,

pies descalzos, rostro serio,

y necesitada el alma.

-Dame de beber- le dijo,

a la mujer asombrada,

¿Por qué habla conmigo

siendo yo samaritana?

-Si tú supieras, mujer,

quién reclama de tu agua,

tú desearías, también,

saciar la sed de tu alma.

La mujer supo escuchar

cuando el Hijo de Dios hablaba,

la mujer pudo ver en Él

lo que otros no miraban.

-Sé que vendrá el Mesías,

a El espero con ansias,

la mujer proclamaba en fe

de su alma la esperanza.

¡Qué respuesta mas sublime

deseada, inesperada!

Yo soy, el que habla contigo.

Yo soy, al que tú esperabas.

Como eco resonaron

las palabras en su alma.

-He encontrado al Mesías,

por las calles aclamaba.

A la mujer le bastaron,

solo unas pocas palabras

no reclamó señales,

sólo creyó con su alma.