miércoles, 12 de mayo de 2010


¿Diste tú hermosas alas al pavo real,

o alas y plumas al avestruz?

El cual desampara en la tierra sus huevos, y

sobre el polvo los calienta,

y olvida que el pie los puede pisar,

y que puede quebrarlos la bestia del campo.

se endurece para con sus hijos, como si no

fuesen suyos

No temiendo que su trabajo haya sido en

vano.

Porque le privó Dios de sabiduría,

y no le dió inteligencia.

Luego se levanta en alto,

se burla del caballo y de su jinete.

¿Diste tu al caballo la fuerza?

¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?

¿Le intimidarás tú como a langosta?

El resoplido de su nariz es formidable.

Escarba la tierra, se alegra en su fuerza,

Sale al encuentro de las armas.

Hace burla del espanto y no teme,

ni vuelve el rostro delante de la espada.

Job 39: 13-22

Meditemos en estos versos un momento...Dios está haciendo una serie de preguntas a Job, quien anteriormente se había mostrado mas justo que el mismo Dios; entonces Dios comienza a realizarle preguntas acerca de muchas cosas, frente a lo cual Job queda sin palabras.

¿Cómo sentirnos poderosos frente a tal despliegue de omnipotencia, cuando nosotros no podemos, como dijo Jesús, añadir a nuestra estatura un codo? ¿Cómo no sentirse deslumbrados ante la poderosa mano de Dios, porque, aunque haya alguno que niege su existencia, qué se puede objetar ante sus palabras?´

Puedo ver a Dios ocupándose de cada detalle de su creación, imagino a Dios poniendo mandato a cada cosa y digo: ¿qué lugar tiene la casualidad en estos versos, o que espacio hay para el azar?

Aprendamos a ver la mano del Dios Omnipotente aún en los pequeños detalles y esos pequeños detalles guiarán nuestra mirada al cielo. Si El se ocupó hasta de lo mas mínimo,¿cómo no se va a ocupar de tí y de mí?