martes, 18 de mayo de 2010


Por tanto, así dice Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti y tú no te conviertas a ellos.

Jeremías 15:19

¡Muy dura ha sido la respuesta que recibió el profeta de parte de Dios! Jeremías realizó un despliegue de situaciones y actos en los versos anteriores, quizás con el objeto de impresionar a Dios o de destacarse por todo lo que había hecho con su vida; sus obras eran justas delante de sus propios ojos y a él le pareció que la voluntad de Dios así había sido cumplida. Tal vez esperaba una palmadita en la espalda o condolencias o aún felicitaciones y la aprobación de Dios; pero recibe esta palabra, inesperada por cierto, como si Dios le dijera: Jeremías, es malo el camino que has tomado, justificarte ante Mi por medio de las obras no es el camino que te marqué. Vuélvete, Jeremías, de esa posición, vuélvete, porque de Mi te has alejado. Todo lo que has nombrado es vil, es obra muerta, saca lo precioso que hay en tí, Jeremías, lo que yo puse en tí, búscalo y sácalo y eso resplandecerá como una joya. No hables de ti, habla de mi, de mi palabra, porque tus lindas palabras no convierten el alma, no la vuelven a mi.

Mientras escribo esto pienso: cuántas veces no fui como Jeremías, cuántas veces no me justifiqué delante de Dios, cuántas veces quise adornar palabras porque me parecían duras y no dije lo que Dios opinaba sobre el asunto. También hoy recibo las mismas palabras.