martes, 28 de septiembre de 2010

Pan Diario: Lucas 17:1


Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible que no vengan tropiezos, mas ¡ay de aquel por quién vienen!


Los "tropiezos" siempre existieron y existirán en el camino del hombre. Como sabemos, el Señor no ha prometido un "camino de rosas" a aquellos que le siguen, libre y limpio, mas bien escarpado y lleno de piedras. Quizás a simple vista, no parezca nada tentador, pero, a diferencia de los caminos del mundo, que también presentan tropiezos, el camino cristiano brinda una ventaja: no caminamos solos. Jesús promete a sus discípulos:"...y he aquí yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 16:20) La presencia del Señor prometida, a través de la persona de su Espíritu Santo, es la que nos lleva de "triunfo en triunfo en Cristo Jesús".

Pero, como todo, esto requiere una experiencia. Aprender a ser guiados por el Espíritu implica un anhelo muy grande de cumplir la voluntad de Dios, aún por sobre nuestros deseos personales. La madurez cristiana no es mayoría de edad, la cual nos permite decidir por nosotros mismos qué escoger o qué hacer, sino es un sometimiento voluntario a la soberana dirección de Dios. Esto no es fácil, requiere disciplina. Y para probar "cómo vamos creciendo" están los tropiezos, los cuales son tentaciones u ocasiones de caer. Jesús dijo que es "Imposible que no vengan tropiezos", lo cual no nos habilita a "caer en ellos"; sino mas bien que son la oportunidad para crecer en fe.

Ahora, ¿es posible no tropezar? Si, porque como dijimos antes, en el camino no vamos solos, el Señor está a nuestro lado, y "El es poderoso para guardaros sin caída " (Judas 24). Los tropiezos están, van a venir, pero confiemos en el Señor, que no nos dejará caer en ellos.

Bendiciones