miércoles, 21 de julio de 2010

Pan Diario: MATEO 20:26-28




Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera se el primero entre vosotros será vuestro siervo, como el Hijo del hombre no vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


¿Quién de nosotros desea ser un sirviente? Las palabras de Jesús parecen no hallar cabida en la mente humana, ni de la época ni mucho menos de nuestros tiempos. El ser humano, nosotros, siempre estamos buscando escaparle a la condición de sirvientes, tratando por todos los medios de superarnos para poder "crecer". Sin embargo, Jesús expresa esta paradoja "si quieres ser grande, debes ser siervo".Parece difícil. Miramos a nuestro alrededor y pensamos: "No puedo rebajarme ante ellos, qué van a pensar de mí mis hijos, mis amigos, mis compañeros". Tomemos el ejemplo del Maestro: El, estando en la santísima gloria, se humilló hasta tomar la forma humana física, siendo Dios se hizo hombre, y no solamente eso, nació, vivió y murió de la manera mas humilde. El, siendo el rabí, el Maestro, tomó un lebrillo y lavó los pies empolvados y sudorosos de sus discípulos que lo miraban atónitos, sin poder entender tal actitud. En todo momento tuvo una actitud de servicio hacia los demás, es allí donde radica la grandeza: en el servicio.

Servir a otros por amor es ni mas ni menos hacer lo que Jesús hacía, ese es el ejemplo que El nos dejó para que sigamos sus pisadas. No nos creamos grandes ni mejores que los demás sino sirvámonos unos a otros por amor. Si el Maestro pudo ceñirse la toalla, nosotros también.

Bendiciones