domingo, 1 de agosto de 2010

Pan Diario: SALMO 73:2




En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes viendo la prosperidad de los impíos.


Hay veces que los cristianos bajamos nuestra mirada del cielo, y comenzamos a mirar a nuestro alrededor. Y siempre que hacemos esto corremos un gran peligro: deslizarnos. Empezar a observar la prosperidad de aquellos que no confían en Dios y les va bien puede debilitar una fe tambaleante. Al salmista le pasaba algo parecido. Distrajo su mirada hacia los que lo rodeaban, y sintió que la envidia llenaba su corazón. Esto puede ocurrirnos también, por eso cuando comencemos a bajar nuestros ojos de aquel que es el autor y consumador de nuestra fe,,sólo hallaremos pesar y duro trabajo (v.16), pidámosle al Señor entrar en oración a su santuario y contemplémosle en la hermosura de su santidad, y todo cuanto esté alrededor nuestro, toda la gloria de esta tierra, se desvanecerá ante nuestros ojos como la bruma cuando calienta el sol.


Pongamos nuestros ojos en el Señor y mantengámonos firme en nuestra fe, porque sólo al que venciere Dios le dará la corona de la vida (Apocalipsis 2:10)


Bendiciones




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