viernes, 14 de mayo de 2010

No hay justo, ni aún uno;
no hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron,
a una se hicieron inútiles,
no hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno.
Sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios
su boca está llena de maldición
y de amargura.
sus pies se apresuran para derramar sangre.
Quebranto y desventura hay en sus caminos,
y no conocieron la paz.
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Romanos 3: 10-18
¡Triste condición es la de la miseria humana!
Pero mas que una acusación, hay dolor en estas palabras,
hay un corazón que declara,
hay un corazón que llora, que sangra...
Dios contempla su máxima obra,
a quien hizo a su imagen y semejanza,
alejarse de él mas y mas, cual hijo que da la espalda...
Y así lo ve apartarse, embarrando mas y mas su andar
hasta quedar irreconocible,
hasta ser nada...
Y el hombre no quiere regresar,
no quiere volver sobre sus pasos y llegar a casa.
No. Sabe que está sucio todo él,
hasta su alma;
no mira hacia atrás, prefiere olvidar y seguir...
Pero no sabe él que hay un Padre que espera,
sí, que espera y no olvida,
allí en casa,todavía,
hay un Padre que ama...
RONI

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