Cuando hablamos de la resurrección de Cristo hay una palabra que resume toda nuestra relación con él: ESPERANZA. La resurrección provee esperanza para el cuerpo del creyente y su alma. Su resurrección es la esperanza de que él cumplirá sus promesas; si hemos nacido de nuevo, la vida del Cristo resucitado nos da una nueva naturaleza celestial: creer en él me convierte en su hijo (Jn 1:12) me da de su vida (Col 1:27) y promete venir a buscar lo que es suyo y llevarnos a la casa del Padre ( Jn 14:2)
Cuando el Señor resucita, todas estas promesas entraron el vigencia, porque de no haber sido así, vana sería nuestra fé (1Cor.15:4)
La adopción como hijos de Dios nos da una esperanza (1 Jn 3:2-3): SER SEMEJANTES A EL. Pero esta esperanza de en la vida futura demanda cosas que debemos cuidar en la vida presente:
- no descuidar la salvación Hebreos 2:1-3
- no menospreciar la Gracia Hebreos 6:4-6
- Retener la palabra 2 Tesaloniscenses 2:15 Apocalipsis 3:10
- Tener un corazón limpio Mateo 5:8 Apocalipsis 21:27
- Guardar la fe Hebreos 11: 6 1 Pedro 1:5
- Retener aceite en nuestro vaso Efesios 4:23 Galalatas 5:16-25 1 Pedro 1:15-16
- Retener la santidad Hebreos 12:14 Apocalipsis 3:14-22
- Retener lo que tenemos Apocalipsis 3:11
En medio de un mundo desesperanzado, el cristiano mira hacia arriba, porque su esperanza no plantea el problema de que las promesas de Dios sean verdaderas, si no que está confiada en que no pueden ser mas que la vardad. 1 Tesaloniscenses 1:10
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