El hombre, aún en las fibras mas íntimas de su corazón, desea buscar a Dios. Pero muchas veces los hace por caminos errados, caminos que él mismo se ha inventado, caminos que parecen alejarlo cada vez mas de su propósito. Inventa preceptos y mandamientos que son obstáculos a su paso, además de dificultosos de llevar a cabo. Y lo que resulta peor es que todo esto lleva a un desgaste, a un desánimo, lleva a pensar que a Dios nada de lo que hago le agrada. Y es cierto, nada de lo que pueda hacer el hombre lo justificará delante de Dios, para El todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia (Isaías 64:6); pero esto no significa que Dios haya desechado al hombre para siempre, sino que no es el camino que elige a su antojo el que lo llevará a Dios sino el que El determinó. Dios está al final de un solo camino, no al final de todos los caminos;no es como el hombre piense, sino como Dios quiere.¿Y qué quiere Dios? Que hagamos justicia, que amemos la misericordia y que nos humillemos ante El. Todas estas cosas nos llevan a un solo camino: Jesucristo. Sólo podemos ser justos a través de El, misericordiosos por medio de El, y humildes como El.
Este es el camino que Dios dejó para que le hallemos al final de la carrera. Anda por el, y al final tendrás tu recompensa.
Bendiciones