No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde los ladrones no minan ni hurtan,
porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Las palabras de Jesús parecen ir totalmente en contra del pensamiento actual, parece que sus palabras quedaran absolutamente fuera de contexto para nuestros días, donde se busca, casi como una obsesión, el acumular riquezas y hacer la vida mucho mas placentera. El perseguir el bienestar económico se ha convertido en la meta a alcanzar, no solo por la gente común, sino también dentro del pueblo de Dios. Quedamos enceguecidos por la adquisición de bienes y la posibilidad que provee el dinero, la riqueza.
¿Significa esto que todos deberíamos ser pobres?¿o que seamos pobres es el deseo de Dios para nosotros? En ninguna manera. La Palabra de Dios que las riquezas son parte de la bendición de Dios(Prov. 10:22), el problema es la actitud del hombre frente a la posesión de bienes. Cuando el hombre entiende que toda posesión adquirida proviene de Dios y a El se da las gracias, somos aprobados por Dios, porque El mira nuestro corazón y ve que las riquezas no ocupan el lugar que a El le corresponde. Muy distinto es cuando las riquezas son el objetivo perseguido y pasan a ocupar el lugar de que le pertenece a Dios; en este caso, quizás avancemos mas allá, pero al final del camino: "donde esté vuestro tesoro (hoy) estará vuestro corazón (por la eternidad)
No nos dejemos seducir por el engaño pasajero de las riquezas, que cual saeta envenenada enclavarán nuestro corazón a esta tierra, mas bien pongamos nuestra mirada arriba, donde está Cristo, pues si El es nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón.
Bendiciones