viernes, 9 de julio de 2010

Pan Diario: Salmo 77:2


Al Señor busqué en el día de mi angustia,

alzaba mis manos a El de noche, sin descanso;

mi alma rehusaba consuelo.


A muchos de nosotros nos duele ver cuando uno de nuestros hijos es rechazado o no es aceptado en un grupo, cuando le es difícil relacionarse con las personas, por mas esfuerzo que haga. Es ahí cuando deseamos abrazarlos y apretarlos contra nuestro pecho, para protegerlo de tanto dolor y angustia. A veces, no sabemos si este proceder es correcto o no, nunca estamos seguros de cómo actuar. Nos sentiríamos mejor si ellos vivieran en una burbuja, alejados de toda influencia maliciosa y que así se conservaran hasta que sean grandes. Es difícil dejarlos crecer. Pero esto puede ser beneficioso.

Hay que saber aprovechar el momento de aflicción de nuestros hijos, dejando nuestro dolor de lado, y llevarlos a que en su angustia busquen el consuelo de Dios. Los problemas a lo que se enfrentan pueden ser un medio que Dios está utilizando para que se acerquen a él. Aprendamos a no ser un estorbo en los planes de Dios y que El nos ayude a ser siempre una referencia positiva para ellos. El Señor sabrá recompensarnos a su tiempo.

Bendiciones

RONI