El avisado ve el mal y se esconde, mas los simples pasan y llevan el daño.
Proverbios 22:3
Muchas veces oímos quejas y aún nosotros mismos nos quejamos de situaciones que nos suceden, y otras tantas respuestas surgen por ahí: si hubiese sabido, si me hubiesen dicho, yo no... Lo que pasa es que a nosotros no nos gusta que nos instruyan sobre algo, porque tenemos la falla de creer que sabemos todo o que podemos manejar la situación. No nos gusta que nos marquen el camino y, por mas inseguro que sea, preferimos seguir por donde nosotros creemos que es correcto. Esto es parte intríseca del hombre, esencia de nuestro ser. Pero lo peor no es esto, sino que tampoco reconocemos nuestros propios errores y equivocaciones, y nos disculpamos diciendo: No sabía...
Pero Dios, que nos conoce y sabe cuál será nuestro proceder, nos deja un manual de instrucciones escrito, para que no equivoquemos el camino. La palabra de Dios es un perfecto manual que nos enseña muchas cosas, nos corrige, nos amonestra, nos advierte, a fin de poder ser hombres y mujeres perfectos. Si nosotros aprendemos de la Biblia cómo conducirnos en esta vida, evitaremos muchos males y si tomamos el Camino que ella nos indica, podremos encontrar a Dios.