Cuando se decide edificar una casa, se pone mucha atención en la base, en el fundamento. Nadie que tenga un poco de aprecio por sí mismo y por los que lo rodean edificaría una casa sobre una base endeble, poco firme. La continuidad y durabilidad de lo que se sobreedifica, depende de cuán estables son aquellas bases. Y así como se edifica una casa en términos físicos, debe hacérselo en términos espirituales. Cuando decidimos formar un hogar, debemos tener en cuenta este principio de la construcción: La importancia de la base firme. Si esto no ocurre, aunque la casa no se derrumbe, los remesones de la vida pueden producir "grietas" por donde se pueden "escurrir las alimañas".
Es importante fundar nuestro hogar en Dios, que sea El la base firme sobre la cual podamos edificar un amor sólido y duradero. Podemos esforzarnos, podemos querer "arreglar o recomponer" las cosas, pero todo esfuerzo humano se hace inútil si no se coloca a Dios en primer lugar.
Quizás estás pensando en formar un hogar, o tal vez ya lo tengas, pero ves que se te está derrumbando, la solución no es "estar en pie de guerra" sino permitir que Dios forme parte esencial de aquello que mas quieres, tu familia. El no solo la edificará sobre bases sólidas, sino que será fiel guardador de los que la integran.
Bendiciones