Todos conocemos que para que haya un matrimonio deben haber 2 personas, las cuales acuerdan una unión para toda la vida. Pero esto no es lo ideal, pues deben haber 3 participantes de esa unión. Dicho de esta manera, parece una contradicción y, hasta diría yo, una herejía, pero esto es lo que dice la palabra de Dios. Cuando uno formaliza una relación matrimonial, lo hace ante Dios, entonces es un acuerdo entre 3 personas: el esposo, la esposa y Dios. Cuando esta situación no se tiene en cuenta, es cuando los problemas comienzan a aparecer en la vida. Cuando nos olvidamos de que Dios quiere ser partícipe activo de nuestro matrimonio y también influir en nuestras decisiones, es cuando nos vamos barranca abajo. Para que una relación unida en el santo estado del matrimonio sea duradera, que es lo que todos esperamos, debemos invitar a Dios para que esté presente, no solo al principio, no que sólo sea nuestro testigo, sino durante toda la vida.
"Esté Jehová entre nosotros dos para siempre."
1 Samuel 20:23
Bendiciones