Este matrimonio, Aquila y Priscila, irrumpen de esta manera en la Escritura y en la vida del apóstol Pablo; así, los dos juntos, trabajando lado a lado. Nunca sus nombres aparecen por separado cuando se les menciona, sino que era un matrimonio que siempre, bajo cualquier circunstancia, estaban juntos.
No todos los matrimonios pueden estar juntos de esta manera, estando así la mayor parte del tiempo; para esto es necesario relaciones maduras, que aguanten el desgaste y las presiones circundantes. Evidentemente, este era el tipo de relaciones que tenían Aquila y Priscila, no sólo eran esposos, sino también amigos y compañeros; no primarban privilegios entre ellos, sino que se trataban como iguales.
No solamente tenían en común su vida laboral, sino también su vida espiritual. No sabemos exactamente cuando conocieron al Señor o en qué circunstancias, pero lo que sí podemos ver es que ambos llevaban una vida espiritual fructífera, que también compartían.
Quizás en una relación, uno es mas brillante que el otro, o sus cualidades lo hacen sobresalir sobre su cónyuge, pero estu puede ser una trampa. Priscila, probablemente, era mas brillante que su esposo, mas activa, pero esto no provocó que ella perdiera su lugar, el lugar de ayuda idónea de su marido que Dios había ordenado, sino que sus talentos innatos los sometió al mando de su esposo, equilibrándo así una balanza que le era favorable. Realmente el amor entre ellos y su mutuo complemento impidieron que el enemigo quebrara esa estabilidad que tenían en su matrimonio.
Quiera el Señor que podamos tomar ejemplo de este matrimonio fiel a Dios y también fiel entre ellos mismos, quienes primaron siempre su amor sobre los intereses personales.
Bendiciones