El que hizo la tierra con su poder,
el que puso en orden el mundo con su saber,
y extendió los cielos con su sabiduría;
a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo,
y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra;
hace los relámpagos con la lluvia,
saca el viento de sus depósitos.
Jeremías 10:12-13
Desde los tiempos remotos, el hombre intentó buscar una explicación a todo lo que ven sus ojos, procuró encontrar el origen y explicar la existencia de las cosas, de ahí que han emergido teorías que pretenden poseer la verdad con una racionalidad casi inverosimil; el ser humano cabecea entre fórmulas y palabras, mira y mira y en realidad no ve.
¡ Tan ciego es! ¡Si sólo levantara la vista! No hay explicación, no hay palabras, solo hay fe. Solo con mirar la maravilla de la lluvia que moja la tierra sedienta, solo con estremecerse ante el sonido del trueno, solo con algo tan simple como que el sol sale siempre por el mismo lado...Es imposible atribuir tanta perfección al azar, a lo fortuito, a la magia.
Dios dejó su huella en la creación, se ocupó hasta de lo último; hasta en nuestro cuerpo podemos ver una maquina perfecta; todo lo creado tiene un orden, un lugar, una razón de ser. Dios quiso que le alabemos por su obra, pero el hombre no está dispuesto a honrar al Creador.
Hombre, abre tus ojos y mira, abre tu corazón y cree. Alaba a Dios