Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados.
Muchas veces en la Escritura, se nos insta a encomendar nuestra vida o nuestras obras en las manos de Dios. (Sal 37:5) y esto a veces no es fácil o no entendemos realmente de qué se trata. Cuando se habla de "encomendar" se refiere a "dejar rodar algo" y la imagen que se utiliza es la de un camello que se arrodilla y "deja rodar su carga" fuera de sí. ¡Cuánta enseñaza trae esto para nuestras vidas! Por tiempo, vamos por el mundo cargando nuestra pesada carga, llena de afanes y de preocupaciones innecesarias, porque Dios nos pide que, doblando nuestras rodillas ante él, dejemos la carga en sus manos y caminemos despojados de todo peso (Hebreos 12:1)
El Señor nos pide que confiemos en él, que dejemos de ser seres autosuficientes, para depender de él, caminando de su mano, sólo así estaremos realmente firmes y seguros en sus capaces manos.