No traspases los linderos antiguos, que pusieron tus padres.
Proverbios 22:28
¡Los límites! Un tema tan despreciado por los jóvenes de todos los tiempos, siempre parece que están allí para coartar la libertad, para entorpecer el accionar, en definitiva, para molestar. Cuántas veces, como jóvenes, sentimos que el límite era algo que nos ponía de mal humor, era esa espada que se esgrimía frente a nosotros y no nos dejaba pasar; pero hoy, ya mas maduros y algunos con muchas marcas encima, nos damos cuenta que era necesario, estába allí puesto para nuestro bien; y, para los que somos padres, hoy nos encontramos poniendo los mísmos límites a nuestros hijos, esos que otrora nos causaban tanta desazón y que a regañadientes aceptábamos.
La palabra de Dios nos aconseja que prestemos oído a estos linderos que ya fueron marcados, y con una orden tajante, nos dice que no pasemos.
Pero hoy, también los adultos los pasan, y cuando una sociedad derriba esos límites impuestos, corre peligro de quedar al borde de abismo. Tengamos cuidado y oremos para que aquellos linderos antiguos no sean ignorados y la desobediencia nos lleve a una mas penosa situación.