domingo, 26 de septiembre de 2010

Pan Diario: 2 Corintios 6:14


No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

Llevar un yugo no es fácil. Requiere coordinación y entendimiento, aprendizaje y guía, pero sobre todo compañerismo y conocimiento. Llevar un yugo supone el estar ligado a otro de por vida, o por lo menos, la mayor parte de la vida. Es complicado de llevar adelante cuando el trabajo es desigual, cuando las fuerzas son desiguales, cuando los intereses son distintos. No se avanza, sino que el yugo comienza a lastimar, a producir roces que duelen, que incomodan. Y no es que el yugo sea el desigual, sino aquel a quien yo me uno para formar un equipo, una sociedad. A veces, enceguecidos por vaya a saber qué luces, decidimos unirnos y trabajar hacia adelante con alguien que no comparte lo mismo que nosotros, cuyos intereses no son los mismos, ni sus costumbres; emprenderemos un camino difícil si decidimos hacerlo de esta manera, pues ese yugo que está para compartir la labor a la mitad, alivianándola, se convertirá en un verdugo cruel del cual querremos pero no podremos escapar.


El apóstol advierte de esta situación a los corintios, aparentemente acostumbrados a cruzar su vida en algún ámbito con los no creyentes, de que esta situación es contraria a la voluntad de Dios. Pablo no utiliza una sugerencia, sino que con ímpetu lanza un categórico NO. Muchas veces tomamos ese NO como un insulto a nuestra libertad, como una palabra absolutamente desprovista de amor, siendo todo lo contrario. El NO que Pablo utiliza es un NO que ama, que cuida. "No os unáis en yugo desigual", no es una prohibición, es una palabra llena de amor; Dios mismo nos está diciendo:"quiero evitarte el dolor, quiere evitar que sufras, si sigues adelante, esto te producirá dolor, y yo no quiero esto para ti".


Dios quiere lo mejor para nuestras vidas, en todo el sentido que esto pueda abarcar. El estableció que no era bueno que estemos solos y que "mejor son dos que uno" (Eclesiastes 4:9) escojamos, pues, adecuadamente según su voluntad y tendremos una vida dichosa por delante.


Bendiciones