Sé vivir humildemente y sé tener abundancia, en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
En el ejército se entrena a los soldados en todo tipo de vicisitudes, a fin de templar el carácter y enseñar, por medio de simulacros, qué es lo que deberían hacer si la situación real fuera tan extrema. Se los prepara para que ellos aprendan qué hacer en caso de hambre, guerra, devastación, pestes, etc. El soldado debe aprender a racionar su alimento, a elegir de acuerdo a la necesidad, a provisionarse en caso de abundancia, en fin se lo entrena para todo.
En el ejército de Dios, del cual nos enorgullecemos en pertenecer, también se entrena al soldado de Cristo; y son muchas las ocasiones en que el cristiano se ve en aprietos, pero esto, así como en el ejército secular es parte de un entrenamiento, también debemos tomarlo de la misma manera. Por supuesto que a nadie le gusta padecer, sobre todo necesidad, pero no podemos decir que la vida del cristiano debería carecer totalmente de padecimiento, o que Dios nos ha llamado sólamente a la prosperidad y todo el discurso que pulula hoy por las iglesias, esto es falacia. El apóstol Pablo escribe estas palabras para que tomemos ejemplo y para que sepamos que hacer en caso de estar en necesidad o también en caso de estar en abundacia. Nos dice que fue enseñado ¿Quién le enseñó? Dios, en su escuela. Y no vemos en sus palabras ninguna queja, nungún reproche, sino que entendió que debía pasar por esa situación, a fin de crecer en fe y de poder ayudar a otros a crecer también.
Que esta enseñanza pueda traernos regocijo y confianza, que el Señor está siempre detrás de todo y que todas las cosa ayudan a bien (Ro. 8:28)
Bendiciones