jueves, 4 de noviembre de 2010

Calles de Palestina

¡Cuántas veces no he deseado
estar alli, contigo, Señor, en Palestina!
Polvorientas calles ensodecidas
multitudes de voces y deseos
de búsquedas y necesidades,
calles de Palestina.
Mirar, quízás, expectante,
cuando tu mano extendías,
y llenabas plenamente el vacío
que dejaba la necesidad cuando partía.
A tu paso dejabas corazones plenos
vidas que dejaban atrás el dolor
húmedos ojos, lágrimas de alabanza,
y el temor daba paso a la esperanza.
Privilegiadas calles
que tuvieron el honor de que las caminaras
que escucharon tu voz y de milagros
se colmaban.
¡Cómo me hubiese gustado estar allí
en esas calles!
Poder verte y de ti llenar mis ojos
mis oidos, mi corazón, mi todo.
Allí, donde quizás se desdibujan tus huellas,
todavía puedo sentir que me llamas,
con voz amorosa y dices: Ven.





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