miércoles, 13 de octubre de 2010

Pan Diario: Eclesiastés 5:2


No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apesure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo y tú sobre la tierra; por tanto sean pocas sus palabras.


¿Hemos pensado qué piensa Dios cuando nos oye orar? Si realmente nos ponemos a analizar nuestras oraciones nos daremos cuenta que la mayor parte de ellas son advertencias y órdenes que le damos a Dios. Muchas veces nuestras palabras o frases están teñidas de egoísmo, ya que el objetivo primordial somos nosotros, o nuestra familia o algo que tenga que ver con nosotros directa o indirectamente. "Dios necesita mucha paciencia para con las oraciones de su pueblo. Le decimos lo que tiene que hacer y cómo. Hacemos juicios y formulamos apreciaciones cuando oramos. En una palabra: lo hacemos todo, menos orar. Sin embargo, en ninguna Escuela Dominical puede aprenderse este arte. ¿Qué escuela bíblica tiene la oración como una de sus asignaturas? La ciencia mas importante que una puede estudiar es la oración según la Biblia. Pero ¿dónde se enseña semejante ciencia? Liándonos la manta a la cabeza nos atreveremos a decir que muchos de nuestros presidentes y maestros no oran ni derraman lágimas ante Dios ¿Cómo pueden enseñar lo que no saben? "(Por qué no llega el avivamiento, L. Ravenhill, cap 4).


Siempre se no ha enseñado que orar es "hablar con Dios" y lo decimos con un dejo de superioridad, como diciendo que tenemos un dialogo directo con el Creador; lo cierto es que hacemos largos monólogos, llenos de palabras, que hacen que nuestra vida de oración sea estéril y sin fruto. Oremos de tal manera que escuchemos a Dios, qué es lo que tiene que decirnos, cuál es su pensamiento, qué quiere para nosotros. Hablemos menos nosotros y dejemos que Dios nos hable, vivamos esta experiencia de oración.


Bendiciones





1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias