Por tanto, es necesario que con mas diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
El plan que Dios ha trazado para la salvación del hombre a través de Jesucristo se inició allí en la eternidad y, a través de los tiempos, cada detalle, cada situación transcurrida, era una señal que guiaba hacia Jesucristo. Cada libro de la Sagrada Escritura muestra un aspecto de la persona del Hijo de Dios; cada personaje que conocemos a través sus páginas es un tipo de Aquel que habría de venir. El plan de salvación que Dios presenta en su Palabra no fue solamente reducido al paso de Cristo en la tierra, sino que todo, desde la eternidad, fue hecho para que ese plan fuera consumado en la Cruz del Calvario.
Todo fue minuciosa y armoniosamente hecho para que, por medio de Cristo, el hombre volviera al Padre. Por eso es que el autor de los Hebreos nos insta a que pongamos más diligencia, mas atención, más cuidado en esta salvación, que no por ser gratuita, tiene menos valor. La salvación del alma humana tiene para Dios suprema importancia, tanto que "no escatimó ni a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros "(Romanos 8:32).
Consideremos, pues, nuestros caminos, porque en el evangelio, uno no cae estrepitosamente, sino que se va deslizando; y cuando nos hemos movido un poco de aquello que hemos aprendido, nuestro fin está muy distante del fin que Dios determinó para nuestras vidas. Valoremos lo que Dios hizo para que nosotros estemos donde estamos y seamos cada día mas agradecidos por su don inefable.
Bendiciones
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