Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Romanos 8:28
¡Qué difícil es atravesar por una dificultad! La mente se cierra, los pensamientos parecen turbarse y no encontrar la tan ansiada explicación, la cual, a mi entender, parece ser la única salida, nos mete en una vorágine de búsqueda desesperada que poco nos ayuda a resolver, mas bien, hacemos cosas que nunca tendríamos que haber hecho.
A veces, buscar el por qué de la situación nos impide ver mas allá, nos impide ampliar el horizonte de nuestros pensamientos; a veces, el preguntarle a Dios por qué nos coloca en una posición de jueces, de fiscales, cuando, frente al Creador, otra debería ser la pregunta.
Tener la capacidad de preguntarle al Señor para qué, para qué me haces atravesar por esto, nos habla de una relación madura y confiada; preguntarle para qué es hablar como un hijo pequeño que respeta a su Padre, que confía y espera, porque puede descansar en su promesa, de que para algo bueno es; aunque no sabe, no entiende, aunque no vea.
Buscar estar en la voluntad de Dios es dejar que El tome las riendas de toda situación que atraviese y tener la esperanza que este piloto nos llevará a buenos puertos, aunque tengamos que atravesar la mar.
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